La Albufera

Alta calidad de cocina e inmejorable servicio en La Albufera, el restaurante del Hotel Valencia Palace.

Ubicado en el lujoso Hotel Valencia Palace, el restaurante La Albufera ofrece su cocina de calidad en un ambiente distinguido. Con un nombre así no es casualidad que sean los arroces y pescados la especialidad de un restaurante que lleva ya 14 años trabajando a alto nivel la gastronomía mediterránea: antes con Rafael Mármol como jefe de cocina, ahora con Juan Antonio Sánchez en el puesto.

Mediterránea y de mercado, en su cocina prima el producto -fresco del día, seleccionado, y de calidad-, elaborando sus platos de manera tradicional, sin esconder la esencia del producto, pero siempre con un toque creativo adicional muy interesante que los dota de carácter y personalidad propia. Como entrante podemos pedir el pulpo con crema de patata y pimentón; el foie a la plancha con puré de calabaza y crema de oporto; o una de sus ensaladas, por ejemplo de codorniz en escabeche y lechuga variada; de atún marinado con langostino y vinagreta de trufa; o de bacalao confitado con verdura de la huerta y vinagreta de sésamo.

Para el segundo plato lo que más se pide es el arroz, siempre en su punto. Gusta mucho el de rodaballo con almejas y boquerones; el de langostinos y ajos tiernos con espárragos verdes -su plato estrella-; y la paella de verduras. Entre los pescados los preferidos son: el lenguado en sus diferentes preparaciones -a la manzana, con una reducción de vinagre balsámico, o a la mostaza-; el salmonete con verdura; el bacalao con sopa de puerro; y el atún con mantequilla de menta y nueces. En cuanto a las carnes, son todas de origen gallego y excelente calidad, destacando su tournedó con bacon y crema de roquefort, y la carrillada de ternera al oporto y dátiles con manzana al aroma de canela.

La carta de La Albufera se renueva estacionalmente, y nos ofrece también dos menús que cambian cada semana, uno degustación y otro regional. También tienen su propia carta y se renuevan por temporada los postres, que merecen un capítulo aparte. Gustan mucho el royal de calabaza; la espuma de frambuesa con salsa de caramelo; el semifrio de chufa; el carpaccio de piña con helado de mandarina; y el semifrio de arroz con leche, un postre que hay que probar.

La Albufera cuenta con una bodega interesante y muy variada, clasificada en carta por el origen geográfico de sus vinos, con una representación de las denominaciones de origen más importantes del país, vinos de la tierra, y de importación -Francia e Italia-, además de una estimable sección con sugerencias para maridar los platos en carta. Completan su oferta para beber una amplia variedad de cavas, y seis referencias de la mejor calidad de champán, incluyendo Moët y el popular -pero no apto para todos los bolsillos- Don Perignon.

Siempre con la atención al cliente como prioridad, La Albufera nos ofrece además toda una serie de servicios con los que pocos restaurantes cuentan, como una carta en braile para clientes invidentes, una carta especial para niños, otra para celíacos y vegetarianos, carta de aceites y vinagres con recomendaciones para los platos, carta de infusiones y cafés, y hasta una carta de aguas, clasificadas por zonas y características. Piensan en todo, y hasta disponen de una selección de gafas con diferentes graduaciones por si algún cliente las necesita para consultar la carta. También hacen servicios de catering, y organizan eventos de todo tipo, pues aparte de los dos reservados del restaurante el hotel dispone de varios salones con capacidad para hasta 600 invitados.

El ambiente de la sala es muy agradable, elegante y de tonos cálidos, con un toque oriental, obra del conocido diseñador Vicente Navarro. Por supuesto al estar ubicado en un hotel de 5 estrellas como el Palace, al restaurante Albufera suelen venir personalidades de todo tipo, desde presidentes del gobierno, pasando por cantantes de opera y personalidades varias, hasta la Casa Real, y nos comentan con orgullo que todos ellos han quedado siempre muy satisfechos tanto del servicio como de la comida. Así, podemos decir sin exagerar que en La Albufera se come un rey.

La Albufera - Hotel Valencia Palace
Paseo Alameda, 32 - 46023
963375037
Abierto de 13:00 a 16:00 y de 20:00 a 23:00
45 euros de precio medio


Reportaje realizado para LaNetro en Agosto de 2007

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Pumarina

Creatividad sin etiquetas en los platos de Pumarina.

Hace ya un año que este restaurante abrió sus puertas, tras el traspaso de Casa Josué a manos de dos jóvenes pero experimentadas restauradoras, Mabel y Natalia. Pumarina -mariposa en lengua asturiana- es su nombre, y un estilizado grafismo de las alas el logo del local: unas alas que sugieren -en sus propias palabras- el movimiendo volátil de los platos, el juego que hacen con las salsas y el emplataje que ofrecen. Toda una declaración de intenciones en realidad para hacer de Pumarina un espacio dinámico y sin etiquetas, manteniéndose activos, curiosos y siempre atentos a las sugerencias de los clientes.

Con esa idea en Pumarina trabajan sus platos con diferentes texturas y estilos culinarios: una cocina creativa que no escatima las raciones y que cambia estacionalmente, siempre en función de los productos de temporada para poder mantener la calidad. Destacan entre sus platos el canelón de queso de cabra con cebolla caramelizada, la lasaña cremosa de foie con salsa de ciruelas y Pedro Ximénez, el calamar gratinado de mango, y las carrilleras a la vainilla con frutos rojos. Como postre, recomiendan probar la manzana tatín con cremoso de leche merengada, y las texturas de chocolate, ambos deliciosos.

Aparte de a la carta también tenemos la opción de pedir alguno de sus menús: por ejemplo el degustación, que incluye tres entrantes, un pescado, una carne, un prepostre y un postre por 32 euros; el menú “a la carta”, con primero, segundo y postre por 19; y el del día por sólo 12 euros de martes a sábado.

La bodega de Pumarina se nutre sobre todo de vinos nacionales, con al menos una representación de cada d.o., y algún vino foráneo -francés actualmente-, aunque muestra preferencia por los valencianos, ribera del duero y rioja. Además tienen una carta de cervezas, y han organizado alguna degustación recientemente, haciendo maridaje con los platos. Siguiendo la línea del local, también los vinos cambian con frecuencia, para así poder ir probando y descubriendo sabores nuevos.

Decorado de forma rústica con toques modernos, el restaurante resulta acogedor y muy agradable, con un precioso patio al fondo que funciona como terraza. Podemos encontrar Pumarina en la calle Calixto III, a un paso de Angel Guimerá.

Pumarina
C/ Calixto III, 19. 46008
963841873
Abierto de 13:30 a 16:00 y de 21:00 a 00:00. Cierra domingo noche y lunes
25 euros de precio medio



Reportaje realizado para LaNetro -www.lanetro.com- en Agosto de 2007

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Vertical

Un restaurante que sorprende por sus espectaculares vistas a la nueva Valencia y cuya gastronomía no defrauda las expectativas.

Nacido como un hermano menor para La Sucursal -el restaurante del IVAM- con la misma filosofía pero un aire algo más joven, Vertical ha crecido al nivel de las expectativas generadas desde su apertura en noviembre de 2006, que lo han terminado por convertir en un punto de referencia de la gastronomía en Valencia, aunque sea en realidad su privilegiada ubicación en la parte más alta del Hotel Confortel -desde la que disfruta de unas espectaculares vistas sobre la Ciudad de las Artes y las Ciencias-, lo que más atrae y sorprende a sus clientes.

La familia De Andrés -conocida por su labor al frente de La Sucursal- es quien lo gestiona de forma independiente al hotel, con más de 30 años de experiencia dedicados a la restauración, fruto de un padre que conocía a la perfección los entresijos del mercado, y una madre -Maria Dolores Salvador- que no sólo inculcó en sus hijos la vocación por la gastronomía sino también un amor por el trabajo y el servicio poco frecuentes. Un equipo como el del restaurante Vertical, con Javier De Andrés al frente, es el resultado, y una garantía de confianza para sus clientes.

Creativa, de corte mediterráneo, y basada en el producto autóctono, Vertical nos ofrece una gastronomía a la altura del local (nunca mejor dicho), una cocina moderna y de gran calidad, pero enraizada en la tradición: viejas recetas actualizadas según nuevos gustos y tendencias, cocinando con pocas grasas y buscando el punto justo de cocción, con una presentación armónica en la mesa, y siempre manteniendo el máximo respeto al producto -con carnes orgánicas, pescado del litoral, y verduras de la huerta-, todo ello dentro de un menú variado en el que encontrará guiños el que haya pasado por La Sucursal, pues aparte del equipo humano también cuentan con los mismos proveedores.

Actualmente trabajan con dos menús degustación -uno de mediodía y otro para la noche- con platos como el gazpacho de sandía con carabineros, foie micuit con maíz tostado, mero negro con un puré de piña e hinojo, paletilla de cordero lechal cocinada a baja temperatura, o huevo con un consomé de jamón ibérico -cocinado a su vez a baja temperatura-,unos menús que renuevan cada 10 o 15 días y donde también hay espacio para los arroces marineros y tradicionales a mediodía, preparados al estilo valenciano de siempre. Para el postre podemos probar su sopa de frutos rojos con helado de yogur, o la de chocolate blanco con pera como aperitivo -prepostre lo llaman-, y después platano estofado con espuma de coco y lima, o brownie de chocolate con cremoso y sorbete de fruta de la pasión como destacados.

Vertical cuenta también con una bodega muy variada y rigurosa, seleccionada atendiendo a su calidad por Manuela Romeralo -la misma somelier de La Sucursal-, con vinos que abarcan practicamente todas las d.o. nacionales, además de una selección de valencianos y vinos del mundo -entre otros de California, Chile, Francia o Alemania-, que conforman una bodega al margen de modas y tendencias, en la que se incluyen también algunas referencias a precios más que asequibles de vinos provenientes de bodegas que empiezan pero ya despuntan por su calidad.

Condicionada por las espectaculares vistas panorámicas de la ciudad que rodean la sala, la decoración ocupa quizás un papel secundario, con una línea moderna y funcional, minimalista, que resulta elegante y muy acertada. Dos barras, una a la entrada y otra en la terraza, permiten tomar copas y aperitivos, y a lo mejor alternar con algún famoso de los que con frecuencia lo visitan. No en vano Vertical ha sido incluído recientemente en un reportaje sobre restaurantes panorámicos de la prestigiosa National Geographic.

Vertical
Luís García Berlanga, 19 - 46013
963303800
Abierto de 14:00 a 16:00 y de 21:00 a 23:00. Cierra sábado a mediodía y domingo
70 euros de precio medio

Reportaje realizado para LaNetro -www.lanetro.com- en Agosto de 2007

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Restaurante de Ana

Ana continúa la tradición del restaurante del Club de Tenis con su cocina de platos valencianos y mediterráneos.

Con este sencillo nombre, Restaurante De Ana, hablar de la persona se hace casi imprescindible para conocer un poco el restaurante. Nacida en el seno de una familia de tradición hostelera (Miguel Aparicio es uno de sus tios), Ana ha vivido la profesión desde muy joven con su padre en el restaurante del Club de Tenis, donde ha trabajado durante 15 años. Ahora con este proyecto propio ha querido ofrecer una continuidad al tipo de cocina que allí ofrecen: no en vano ha contado con profesionales curtidos durante años en el restaurante del Club. Comparándolos, una ventaja del restaurante De Ana es que, evidentemente, en éste no es necesario ser socio para disfrutar de su cocina.

Basada en los arroces, y el producto fresco del día, su cocina mediterránea muestra orgullosa una evidente raíz valenciana en paellas y pescados, con una carta amplia donde destacan el rodaballo a la plancha, la merluza de pincho, las lubina y dorada a la sal, y el lenguado de playa de entre sus platos de pescado; las paellas valenciana, de bogavante, y el arroz del senyoret como arroces; y el entrecot de buey y el solomillo al foie entre las carnes.

Como primer plato es habitual pedir algunos platos para el centro de la mesa y compartirlos a la manera de las tapas, una tradición que mantienen con entrantes como la terrina de foie de oca al armagnac, las habitas babys salteadas con gambas, las anchoas caseras sobre tomate triturado, o el tomate raff con ventresca.

Pero para el postre también reservan alguna tentación irresistible, como el brownie con helado y chocolate caliente, o el mousse de yogur con frutas del bosque, las peras bellaelena, o sus variados helados, todos caseros y de calidad.

En cuanto a la bebida, la bodega del restaurante De Ana se nutre sobre todo de vinos de la tierra, con valencianos como Mestizaje o Martínez Bermell, y algunos clásicos de La Rioja como Muga, Ramón Bilbao, o Añares, que es el vino de la casa. Decorado de forma minimalista en tonos cálidos, y mobiliario wengé, el local resulta muy espacioso y bien iluminado, con un ambiente agradable al que contribuye también el trato correcto de su personal. El restaurante De Ana es, en definitiva, un lugar donde comer bien, aunque también tenemos la interesante opción de encargar sus paellas para llevar, y así disfrutarlas en la comodidad de nuestra casa.

Restaurante de Ana
Plaza Tetuán, 18 - 46003
963509109
Abierto de 14:00 a 15:45 y de 21:00 a 23:00. Cierra domingo noche
35 euros de precio medio


Reportaje realizado para LaNetro -www.lanetro.com- en Julio de 2007

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Annaíck

Cocina bretona con raíces y buenas maneras en un local de singular decoración que merece la pena conocer.

La historia de este restaurante comenzó en el sur de Francia hace muchos años, cuando una bretona con iniciativa y buena mano para la cocina llamada Annaíck decidió ofrecer al público las recetas típicas de su Bretaña natal. Ahora su nieto ha exportado la idea a España, y después de abrir con éxito varios locales en Cataluña hace dos años que llegó a Valencia, funcionando muy bien con su cocina típica de Bretaña, donde destacan las galettes de trigo negro.

Sabrosa y aromática, la harina de trigo negro aporta diversas sales minerales al organismo, y es además muy digestiva y nutritiva. Al contrario de lo que se piensa, el sarraceno no es un cereal: en realidad es una planta herbácea originaria de Oriente Medio, que fue introducida en Francia por las Cruzadas. Una exención de impuestos impulsó su cultivo en Bretaña en tiempos de la duquesa Ana, y fue el germen de una cultura gastronómica que aún perdura, y que podemos conocer y difrutar en Annaíck.

Las galettes son lo más conocido de la cocina bretona, y la especialidad de Annaíck, con más de veinte variedades. La begmelloise -con queso de cabra, espinacas, salmón, y almendras tostadas-, y la specialité -con queso brie, patatas a la plancha, salchicas de morteau y crema de mostaza-, son las preferidas, aunque también se pide mucho la complete -muy típica, con jamón, huevo y emmental-. Preparadas a la manera tradicional, o en recetas más creativas, sus galettes son elaboradas en un espacio muy particular de la sala: ¡un autobús inglés habilitado como cocina! Sin duda una original forma de decorar y separar espacios que otorgan un añadido encanto especial a Annaíck.

Su oferta gastronómica es muy amplia, pues no sólo de galettes vive el bretón: también tienen variedad de ensaladas, sabrosas tortillas -como la de roquefort, patatas y champiñones-, tablas de quesos y embutidos de producción bretona, y postres caseros. Nada mejor que una galette dulce (el popular crep) como la Mont Saint-Michel -con compota de manzana, helado de vainilla y dulce de leche- para terminar nuestra comida, aunque quizás prefiramos tomar unos de sus deliciosos helados y batidos naturales.

Para beber también nos ofrecen algunos productos autóctonos, como la sidra bretona -de la que tienen 3 variedades-, con un sabor diferente al que estamos acostumbrados, menos dulce pero más fresco, y con más gusto a manzana. También tienen aguamiel, Chouchen, un licor de miel muy típico de Bretaña, y unos cuantos vinos valencianos.

Todos los productos son autóctonos y elaborados in-situ, desde las compotas hasta el dulce de leche, prueba de una cocina auténtica que conoce y respeta el valor de la tradición y las buenas
maneras. Conviene reservar, si es posible, pero merece la pena venir a probarlo, también por un servicio amable y simpático, y su singular decoración -ecléctica pero con carácter-, llena de sorprendentes detalles en cada rincón, como una lámpara hecha con sifones. Podemos encontrar Annaíck en la calle Bordadores, una ubicación privilegiada justo al lado del Miguelete.

Annaíck
C/ Bordadores, 4.46001
963153524
Abierto de 13:30 a 16:30 y de 20:30 a 23:45. Cierra lunes a mediodía
13 euros de precio medio

Reportaje realizado para LaNetro -www.lanetro.com- en Julio de 2007

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Babilonia

Un espacio polivalente y de cuidada ambientación en el que conviven restaurante, tetería, chocolatería y pub sin estorbarse, sumando atractivos, pues en la variedad está el gusto.

Abierto en diciembre de 2006, Babilonia se muestra como una excepción al popular dicho quien mucho abarca, poco aprieta. Así, su diversa oferta de restaurante, tetería, chocolatería y pub, todo en uno, no desmerece en ninguno de sus aspectos, manteniendo un alto nivel de calidad en todos ellos, cohabitando en un mismo espacio sin estridencias gracias también a una decoración acertada y polivalente, abierta a la calle con amplias cristaleras. El nombre de Babilonia ha funcionado como leit motiv tanto para su decoración, -en tonos crudos, con plantas, muebles de estilo colonial, y textos y pinturas alusivos-, como para los nombres de los platos en la carta, resultando una ambientación agradable que ha gustado mucho entre sus clientes, también por sus privilegiadas vistas a la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

El restaurante cuenta con una carta de cocina mediterránea e italiana reseñable, donde destacan las pastas, los risottos y las carnes. Como primero podemos pedirnos una de sus ensaladas, por ejemplo la Babilonia -a base de lechugas, piña, pato y vinagreta de pistacho-, o quizás un entrante caliente como los pimientos del piquillo rellenos de pescado y marisco, que sirven sobre un wok de vegetales. De entre las pastas recomiendan los tortelloni, y los tallarines Princesa Meda -con tinta de calamar, gambas y un toque de pesto rojo-. Por úlltimo, pero no menos bueno, sus carnes de estilo tradicional, como el solomillo de ternera, el chuletón de buey a la piedra, o el entrecot de ternera de corte argentino.

El coulant de chocolates es uno de sus postres preferidos, y lo sirven con una deliciosa salsa de frutos del bosque y crujiente de praliné. También gusta mucho su copa tentación de helados, un postre muy elaborado y de atractiva decoración, y el banquete de frutas frescas, una alternativa de lo más saludable con hasta diez variedades de frutas para degustar. Por 9’50 podemos pedir su menú del día de lunes a viernes, teniendo además un menú especial del día más elaborado para domingos por 15 euros.

Babilonia cuenta con una bodega bien surtida con vinos de las principales denominaciones de origen españolas, valencianos, y alguno extranjero a descubrir como el italiano Bolgheri Rosso, o el francés Mas Neuf Compostelle. También -y como es lógico pues además de restaurante Babilonia es un pub cuando llega la noche- tienen cócteles muy variados, con una carta propia en la que se clasifican por clásicos o long drinks, digestivos, bubble´s -con champán-, y shooters -parecido a los chupitos pero mayores-, siendo los más pedidos los populares mojitos, y los daikiris -a base de ron blanco, zumo de lima, azúcar, hielo picado y fruta de estación a elegir-, así como sus cócteles frutales, de menor graduación alcohólica.

Por las tardes toman el relevo al restaurante sus tés, infusiones y chocolates, con una variedad de productos suficiente para contentar al que va buscando sabores distintos, y para no aburrir al asiduo que gusta de la variación. Los chocolates tienen también su carta propia, clasificados en clásicos, de estilo italiano -como el torroncino-, blancos, de crema, con frutas, etc. todos ellos de producción italiana (Antica Chocolatería). En cuanto a los tés, tienen 85 variedades, también clasificados en una carta propia, y son todos de la marca italiana Eracler.

Tras las cenas es la música la que toma el protagonismo: ritmos electrónicos, hip-hop, y el pop internacional más comercial animan a sus clientes hasta la madrugada, en un ambiente selecto y de nivel medio-alto en el que abundan los turistas y escasean los pipiolos. Podemos encontrar esta Babilonia moderna en la prolongación del Paseo de la Alameda, frente a la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

BABILONIA
Paseo de la Alameda, 43. 46023
963364098
Abierto de 10:00 a 02:00
25 euros de precio medio


Reportaje realizado para LaNetro -www.lanetro.com- en Julio de 2007

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Aljuzama

Algo más que pitas y shawarmas: una buena muestra de la gastronomía árabe tradicional en la cocina de Aljuzama.

Abierto en mayo de este año, el restaurante Aljuzama toma su nombre de una hierba aromática tradicionalmente usada en el norte de África para infusiones y platos, como un homenaje a la gastronomía árabe y su cultura. Pero la historia de Aljuzama en Valencia se remonta cuatro años atrás, cuando los mismos propietarios abrieron una bocatería homónima frente a los cines Albatros -una bocatería que sigue existiendo en la plaza Xúquer, muy cerca de donde se encuentra ahora el restaurante-, y comprobaron que existía una demanda de platos más elaborados de los que podían ofrecer en una bocatería, como el cous cous, o los tajines.

No es de extrañar que ahora en el restaurante dos de los platos más pedidos sean precisamente esos: el cous cous -de cordero, ternera o pollo-, y los tajines -de ternera o cordero-. Los tajines toman su nombre del recipiente de barro donde son servidos, que tiene la propiedad de conservar la comida a temperatura constante. Otros platos que Aljuzama nos ofrece son el cordero al horno con pasas, falafel, paté de homus, shawarmas -carne asada en tiras con especias-, pitas, sopa de hareda -a base de verduras, legumbres y finas hierbas-, y variedad de ensaladas. Una cocina variada y que muestra influencias tanto de la gastronomía del Magreb -Argelia, Túnez- como de la de Oriente Medio -Jordania, Siria-.

Las bebidas en Aljuzama son todas sin alcohol, pero no por ello menos interesantes: limonadas, panachés, batido de almendra con menta, vinos desalcoholizados... así como variedad de tés e infusiones. Los panachés son batidos naturales que preparan con agua de coco o azahar, piña, y otras frutas -plátano, pera o manzana-: deliciosos batidos que también se pueden tomar como postre. A su vez las limonadas tienen variedad de sabores, como pomelo, naranja, menta, miel, o hierbabuena, además de limón, claro.

Para el postre cuentan con una buena muestra de dulces árabes típicos: de almendra, pistacho, miel, y hojaldre con frutos secos. También el tradicional mhalabia -que es como un flan de leche condensada, una cuajada con agua de azahar, pistacho, ralladura de naranja, hierbabuena y canela: muy típica-, y el kamar eddin -de naranja y zanahoria en cuajada, con nueces y agua de azahar y rosas-. Sabores exóticos de una gastronomía no tan lejana y que merece la pena probar.

La decoración del local resulta agradable y cómoda, mediante una combinación de elementos típicos y tradicionales con otros más modernos, sin estridencias. Aljuzama es un restaurante donde comer o cenar a buen precio, y cuenta además con dos menús: del día, por 8’75, de lunes a viernes -incluye entrante, 1er y 2º plato, bebida, pan y café-; y menú pita, por 5’75, cualquier día de la semana -con patatas y bebida incluídas-.
Aljuzama
Plaza Xúquer, 10 - 46021
963692978
Abierto de 12:00 a 16:30 y de 19:30 a 00:00 (cierra los lunes)
20 euros de precio medio


Reportaje realizado para LaNetro -www.lanetro.com- en Julio de 2007

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Sexto Piso

Una apuesta innovadora y ambiciosa en el sexto piso del Ateneo Mercantil: fusión de cocina mediterránea y asiática.

En el sexto piso del Ateneo Mercantil, uno de los edificios emblemáticos de la Plaza del Ayuntamiento, este singular restaurante de larga trayectoria comienza una nueva etapa por iniciativa de su directora, Pepa Gómez Benlloch, con la innovación en cocina y una alta calidad como firmes apuestas. Para ello ha confiado en un nuevo chef, Eduardo Phillips, un joven pero experimentado cocinero de gran proyección, que ha vivido y trabajado en varios países, y que dirige aquí un equipo de cocina internacional muy ambicioso y lleno de confianza, un proyecto en evolución con vocación de estar siempre al día, manteniendo a su vez alto el nivel de calidad y servicio.

Moderna y de técnica contemporánea -a la manera francesa-, su cocina toma lo mejor de las tradiciones mediterránea y asiática en una fusión culinaria y creativa que pone su énfasis en los mariscos y pescados, y cuya base es siempre el producto de primera. El resultado es una carta de platos complejos, muy elaborados, que cambia estacionalmente, pero que mantiene aún un espacio para entrantes más sencillos y tradicionales, como el queso, el jamón o las anchoas.

A destacar el carpaccio de pulpo a la parrilla, alioli de chorizo, granité de aceite de oliva extra virgen y aire de pimentón ahumado, un delicioso entrante; el cangrejo vietnamita macerado y rebozado de arroz crujiente con cremoso de torta del casar; la degustación de toro bravo - tres cocciones, acompañamientos y contrastes; el jabalí al estilo tandori, brocheta de fruta exótica y helado de yogurt; y el postre tomate en variación; una buena muestra de sus innovadoras propuestas, distintas, y que merece la pena probar.

Hay que señalar que la carta está disponible sólo de jueves a sábado, así que a diario trabajan sobre todo con un menú del día compuesto por platos algo menos elaborados pero destacables en cualquier caso, de precio más ajustado y que cambian cada dos semanas, con cinco entrantes a elegir, dos carnes, dos pescados, y dos postres, por 15 euros para el público en general y 9 euros para los socios del Ateneo. Por cierto que conviene reservar mesa para la cena, sobre todo los fines de semana.

Para beber Sexto Piso dispone de una completa bodega con variedad de tintos valencianos y franceses, además de una cuidada selección de blancos, espumosos y también de vinos dulces.

Decorado de forma sencilla y espaciosa siguiendo la línea clásica del edificio, de techos altos, el restaurante dispone además de una bonita terraza en el patio anexo, y una zona de bar con vocación de chill out decorada de manera más ecléctica al fondo de la sala. Su amplio aforo lo hace apto además para la celebración de eventos de todo tipo, incluyendo actuaciones de jazz, recitales de piano, monólogos...

Su privilegiada ubicación es, sin embargo, un arma de doble filo según nos comenta Pepa, pues aunque las vistas sean inmejorables y el edificio provea un marco incomparable al restaurante, no estamos habituados a subir a una planta para ir a comer, y desde la calle la presencia de Sexto Piso sólo unos metros por encima de los viandantes pasa un tanto desapercibida, por desgracia. Habrá que fijarse, pues, ya que merece la pena subir esos seis pisos... ya sea en ascensor, o incluso a pie, pues la escalera y en conjunto el interior del edificio son de foto y la posibilidad de pasear por ellos, impagable.

SEXTO PISO
Pza. del Ayuntamiento, 18. 6º. 46002
963520597 / 661624177
Abierto de 14:00 a 16:00 y de 21:00 a 23:00
50 euros de precio medio


Reportaje realizado para LaNetro -www.lanetro.com- en Junio de 2007

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